viernes, 15 de junio de 2012

HERMANOS VERDADEROS






  
Dan Clark nos cuenta que a un amigo suyo, llamado Paul,   le regaló su hermano un hermoso auto deportivo como obsequio navideño. Cuando salió de la oficina era ya tarde y vio que había un muchacho observando con admiración su flamante auto. 
-¿Es suyo este auto, señor? –le preguntó con los ojos llenos de asombro.
 -Sí, es mío, me lo acaba de regalar mi hermano por ser navidad.
 El muchacho estaba maravillado. Parecía que no podía creer lo que Paul le acababa de decir.
-¿Quiere usted decir que su hermano se lo dio y a usted no le costó nada?
 Ojalá yo ...-y dejó inconclusa su frase vacilando.
 No era necesario que siguiera. Era evidente que quería decir que ojalá él tuviera un hermano así. Pero no dijo eso, sino algo completamente distinto que dejó helado a Paul:
-Ojalá yo pudiera ser un hermano así.
 Paul miró al muchacho sorprendido y le preguntó impulsivamente si le gustaría dar una vuelta en el auto.
gustaría dar una vuelta en el carro.
 -Sí, por supuesto, me encantaría...
 Después de un breve paseo, el muchacho  miró fijamente a Paul y le dijo con determinación:
 -Señor, ¿le molestaría pasar frente a mi casa?
 Paul esbozó una sonrisa. Era evidente que el muchacho ansiaba que los vecinos lo vieran montado en ese extraordinario carro deportivo.  Pero, por segunda vez, se equivocó:
-¿Podría parar frente a esa casa que tiene en el frente dos escalones?
Espéreme sólo un segundo, por favor.
 Subió los dos escalones de un salto. No tardó mucho en regresar. Volvía cargando a su hermanito inválido. Lo sentó en el primer escalón y abrazándolo fuertemente le dijo:
-Mira bien este carro, Buddy. El hermano se lo regaló para navidad y no le costó ni un centavo. Un día, yo te regalaré un carro como este. Voy a trabajar muy duro y ahorraré todo lo que pueda. El auto será tuyo. Yo sólo seré tu chofer iremos donde tú quieras y podrás ver las montañas, los bosques, el mar...  
Paul se bajó emocionado y sentó al pequeño inválido en el asiento
delantero. El hermano mayor eufórico se subió a su lado y los tres iniciaron un paseo memorable.  Con los ojos arrasados de lágrimas y una extraña blandura en su alma, Paul miraba las vitrinas resplandecientes de luces y de adornos.
Comprendía, sin embargo, que la navidad  iba montada dentro de su carro. 

Para pensar:
Vive y enseña a vivir  para hacer felices a los que te rodean. En vez de preguntarte qué te van a dar los demás, pregúntate qué vas a darles tú. Proponte vivir de tal  modo que tu familia, tus amigos y todos los que te tratan y conocen  sientan la dicha  de tenerte.  Esfuérzate, desde que te levantas, por ser un regalo sientan una dicha tenerte.  Esfuérzate, desde que te levantas, por ser un regalo para todos los que te consigas en el día.
Recuerda el poema de Amado Nervo  Dar vale más que recibir.


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